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Las complejas reglas del juego del rugby han sido objeto de caricaturas a lo largo de la historia, sobre todo por comparación a las reglas más simples de otros deportes. Las innumerables combinaciones de los elementos que son los treinta agonistas disputando un balón ovalado en un palenque de 10.000 metros cuadrados deben ser declaradas legales o ilegales por una persona con más o menos auxiliares de forma inmediata aunque no instantánea. Y el árbitro o el equipo arbitral, los contendientes y los técnicos deben tener ese código de leyes del juego de la IRB en su mente, código que está siempre en proceso de evolución como uno de sus valores primordiales.
A lo largo de las distintas competiciones surgen inevitablemente las polémicas sobre las decisiones de árbitros y comités de disciplina –en el rugby la intervención de oficio posterior de quienes velan por el juego limpio es habitual-, pero últimamente parece que las críticas están subiendo de tono y no sólo proceden de los medios de comunicación y seguidores sino que entrenadores y jugadores cada vez con más frecuencia, entre la finalización del partido y el tercer tiempo –o incluso con posterioridad de días-, mandan mensajes a los árbitros y a los referidos comités a través de quienes van a difundirlos por profesión.
Alguna vez hemos dicho que los hombres de leyes somos imprescindibles más que necesarios en el rugby para alegar, recurrir, impugnar... pero esas actuaciones están incrementando nuestra presencia en materias más allá de este deporte, en las que el árbitro sustituye al balón en un enfrentamiento que no acaba cuando debe y que contradicen frontalmente una parte esencial de aquel código: “Es por causa y no a pesar, de las intensas características físicas y atléticas del Rugby, que esa gran camaradería existe antes y después de los partidos. La perdurable tradición de jugadores de equipos contrarios disfrutando la mutua compañía lejos del campo de juego y en un contexto social permanece en la esencia del juego. El Rugby se ha metido de lleno en la era profesional pero ha mantenido el espíritu y las tradiciones del juego recreativo".
