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Durante la pasada Copa del Mundo y en estas jornadas primeras de la Liga en División de Honor así como en el Top 14 francés, se está oyendo hablar de “la bajadita” de nuevo. Se ha acusado indirectamente a algunos equipos de provocar la caída de la melé cerrada mediante esta maniobra o similares e incluso de poner en peligro así la integridad física de jugadores contrarios. En resumen, algo está pasando en la melé que la regla de los 4 tiempos y la observancia arbitral no acaban de despejar.
La bajadita es un invento argentino, se atribuye su creación a Francisco Ocampo, entrenador a finales de los 60 del laureado equipo SIC (San Isidro Club) de Buenos Aires que hacía a los pilares de su primera línea tener los apoyos de los pies en el suelo invertidos con las rodillas flexionadas antes de la introducción del balón, por tanto muy bajos, además los segundas se ligaban a sus respectivos pilares por el exterior en vez de por la entrepierna, el talonador empujaba en vez de talonar ya que quien lo hacía era el pilar derecho con su pie izquierdo y todo el empuje coordinado –inspiración profunda de todos a orden del medio melé y expiración con empuje a su nueva orden-, de los 8 delanteros se concentraba sobre el talonador adverso a fin de impedirle siquiera levantar un pie del suelo, haciendo retroceder al paquete oponente, una vez cogida inercia.
Esta forma tan guerrera de entrar, con sus variantes, ya no tiene que sorprender pero es indudable que el equipo que la recibe sin preparación puede sufrir la caída de su primera línea y además de ser sancionado con un golpe,tiene el riesgo añadido de graves lesiones para los jugadores de la primera línea si éstos son pinzados por el cuello, sin apoyos en el suelo, entre los contrarios que les bajan y sus compañeros que les levantan.
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