sábado, 26 de enero de 2013

EL ARMARIO DEL ARBITRO


Nigel Owens es el árbitro internacional de rugby que salió hace unos años del armario. Ser gay en el mundo del rugby, como alguna vez hemos escrito, ha sido y es duro para quienes están al margen de la opción sexual mayoritaria. Y supongo que ser gay y árbitro debe tener un plus de dificultad. Pero el respeto, uno de los valores del rugby, ha llevado a que cada vez más jugadores y jugadoras de todos los niveles hayan dejado de ocultar su tendencia sexual e incluso a proclamarla cuando han entendido que era necesario para ellos y para otros, incluso para el rugby en general. Debemos aplicar el respeto también en este aspecto aunque a veces nos resulte desacostumbrado.

La historia de Owens, con un suicidio frustrado a los 24 años de edad, es bien conocida en nuestro mundo oval pero no ha trascendido demasiado fuera de él. Quizá porque cada vez que un deportista, más o menos en activo, se atreve a no ocultar su homosexualidad por más tiempo, la repercusión mediática convierte el gesto en una noticia frívola que no suele producir efecto positivo alguno para otros deportistas en situación similar, según se dice.

Owens llegó al arbitraje porque no pudo alcanzar una calidad satisfactoria para sí mismo como jugador en su adolescencia. Ahora que tiene 40 años y, sin embargo, afirma sentir que su calidad de arbitraje se ha incrementado desde que vive su sexualidad abiertamente, al sentirse más feliz y a la vez respetado por los componentes del mundo del rugby, incluso por los espectadores que jamás le han coreado alusiones a su opción.

La hipocresía social que comporta llevar una vida en la mentira para evitar la marginación ha sido la norma en el mundo del deporte –incluso hubo quien no entendió cuando hace un tiempo recogíamos las palabras de un rugbier que la ha padecido en sus carnes-, pero hoy en día de un gran rugbier como es Owens sólo nos importa que en el próximo Torneo de las VI Naciones pase desapercibido, como es el ideal de todo árbitro de rugby, y así que nadie se acuerde de él más que por su valentía.

http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2013/02/15/opinion/columnistas/un-togado-en-la-mele/el-armario-del-arbitro
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domingo, 6 de enero de 2013

PRIMERO GANAR

Rugby School, with a statue of William Webb El...

“Primero ganar, luego el bonus y lo que sea”. Es la tópica frase que se oye antes de cada partido. Por mucho que el equipo necesite una victoria bonificada o sacar un punto defensivo sea una buena operación con vistas a la clasificación, lo primero es la victoria. En el rugby como en la vida a veces nos olvidamos de que hay que plantearse un primer  objetivo claro que nos permita dar los pasos encaminados a conseguirlo y estos pasos por su orden: hacer bien lo fácil. Si no hacemos bien lo que nos es fácil, lo que podemos hacer, es imposible abordar lo que presente un mínimo de dificultad.
Los leones, la selección española de rugby a XV, tienen varios objetivos en este momento pero la presión de los medios –más que la de la gente de este mundo oval-, se enfoca en la clasificación para el Mundial de 2015. Y me temo que este objetivo pueda hacer que, una vez más, se empiece a encargar el tejado sin siquiera preparar el suelo sobre el que empezar el edificio. Porque por un lado este objetivo exige hoy por hoy que los mismos jugadores seleccionables para  el circuito mundial de seven –con otro objetivo en las Olimpiadas de 2016-, se dediquen plenamente a disputar todos los partidos clasificatorios, lo que produce dispersión y un enorme desgaste de efectivos. Por otro lado no hay detrás las tres docenas de jugadores profesionales de plantilla que, como mínimo, requiere este proyecto, salvo que la IRB, el rugby profesional francés y los patrocinadores se pongan  todos a apoyarlo sin fisuras y apoyarlo tiene un coste económico. Son dos caras de la misma moneda, de una moneda de escaso peso,  a la que hay que hacer subir de valor con mucho esfuerzo colectivo.
La concentración de todas las selecciones en estos días navideños es un paso adelante en  el crecimiento de todo el rugby que existe en esta piel de toro, siempre que no se quede solo en “la foto”.
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sábado, 5 de enero de 2013

LA REBELION DE LOS CIPAYOS


-Flashy esta gente tiene un problema –Me dijo “El chapas” eructando, después del control de alcoholemia en que yo, como conductor de su coche, había soplado-, y tarde o temprano se tienen que rebelar.
Dejábamos atrás el control de la Ertzaintza y yo le llevaba a su casa, después de la cena de veteranos, por una carretera vizcaína sinuosa y resbaladiza, dado que iba a dormir en su habitación de invitados y a cambio me había tocado de chófer resignado y abstemio.
-Flashy es nuestra policía, más necesaria que cualquier otra institución –Mi compañero era funcionario en alguna oficina foral que al parecer duplicaba servicios del Gobierno Vasco-, y, sin embargo, un tercio de la población rechaza la Ertzaintza, ese tercio de ciudadanos que acata la policía de ETA, la ley de ETA, la justicia de ETA…  y ninguno hacemos nada para poner remedio o sea que o se rebela la Ertzaintza o será la inútil policía de una parte de país, si un país parcelado socialmente se puede llamar país ¿Verdad Harry?
Nos faltaba un rato para llegar y yo había perdido la esperanza de que se durmiera, así que le escuchaba resignado.
-Éramos jóvenes en aquellos tiempos de la rebelión de los cipayos, Lanza Sangrienta, y luego nos acomodamos.
-La campaña de la India fue hace casi 200 años y no había muchos vascos en ella que yo sepa. Aunque alguno habría, seguro. En los libros de Harry Flashman al menos no sale ninguno –No sé por qué intenté razonar-.
- Pero en este pequeño país nos acomodamos, entregamos a los thugs lo que ellos querían en educación, en cultura, en lengua… hasta los payasos son de los thugs, de los thugs autóctonos… ¡Que Kali los maldiga y no les deje renacer!
Y se quedó dormido. Luego no hubo forma de sacarlo del coche, así que bajé unas mantas al garaje y lo tapé mientras le preparaba unas sopas de ajo. Se las tomó en el coche y pudo subir por su propio pie hasta la cama. 
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