martes, 13 de enero de 2015

EL BLOG FATXO

English: Three people hold a banner about the ...
English: Three people hold a banner about the disappearance of ETA militant Jon Anza, before the premises of El Diario Vasco newspaper in San Sebastián. Euskara: Hiru lagun Jon Anzaren desagerpenaren salatzeko pankarta erakusten Donostian. (Photo credit: Wikipedia)
La matanza de París me ha recordado mucho a José Luis López de Lacalle, el impenitente hablador, asesinado por los talibanes abertzales por ejercer su derecho humano a la libertad de expresión y de opinión en un entorno hostil y cobarde.
Pero también lógicamente me trae el recuerdo de los trabajadores de EL DIARIO VASCO que han sufrido y siguen sufriendo  la tortura permanente de la coacción por trabajar en un periódico regional que no es nacionalista y que no dice siempre lo que el pensamiento de los profetas de lo vascamente correcto dogmatiza.
Junto con la imagen de José Luis ejecutado está la de Santiago, Santiago Oleaga trabajador en las finanzas del periódico y padre de un entonces alumno de la ESTE, acribillado en el suelo del aparcamiento de un hospital. No ha pasado el tiempo para esas imágenes terribles, a pesar de que ahora la contravigilancia se haya relajado en el entorno de los empleados de EL DIARIO VASCO y no ha pasado el tiempo porque el mundo “etarroide” ha dado a luz un órgano de censura –en mi opinión amparado y financiado institucionalmente aunque puedo estar equivocado-. Esta publicación, un blog,  está dedicada exclusivamente a hacer presente en los trabajadores de EL DIARIO VASCO que son el objetivo permanente del control de los sucesores, por otros medios, de quienes durante tantos años, tantas jornadas de trabajo, jugaron con sus vidas.
Hemos criticado contenidos de EL DIARIO VASCO o ese equilibrio que hace de informaciones  para dar plaza medida y equivalente a tendencias contradictorias o la hipocresía de los anuncios de putas junto con la mojigatería de sus páginas de opinión o su futbolitis ideológica acrítica con lo txuriurdiñ y muchas cosas más que lo hacen a veces insoportable, a pesar de que es lo que la mayoría de los guipuzcoanos se desayunan de una u otra manera –cuota de mercado que provoca la envidia subyacente también en los textos de tal publicación-. Pero me cabreo cada vez que llega por Facebook una reproducción  de ese pasquín sin firma conocida. Ruego a mis amigos que no me los reenvíen.
Como el de los txibatos al servicio de ETA en el pasado (Esperemos que sea solo en el pasado),  el anonimato fatxa  de los que están al frente de ese folleto con pasamontañas define su catadura moral.


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