viernes, 30 de septiembre de 2016

RUGBY, ALCOHOL, HORMONAS


Aristide Labarthe está indignado, más bien está triste. Nada más verme, me coge del brazo y me lleva a un aparte.
- En el rugby de hoy a veces pasan cosas vergonzosas y hay quien no sabe cómo abordarlas -supongo que me está hablando de la denuncia por agresiones sexuales en Durango respecto de unos jugadores de Baiona y asiento con la cabeza-, si unos jugadores del club que lideras son acusados de un comportamiento contra los valores del deporte, lo mínimo exigible es una respuesta rápida, clara y ajustada a esos valores.
- Me han dicho que lo han investigado en interno y que los jugadores lo han negado, así que no van a hacer nada -le comento-.
- No sé si el rugby vasco se merece algunos dirigentes que tenemos. La presunción de inocencia está ahí pero lo primero es lo primero. Hay unas mujeres que han expresado cómo se sienten pues hay que dirigirse a ellas y oírlas, luego abrir una instrucción seria sobre los hechos, oyendo a los implicados, y a la vez hay que dirigirse al Club de Durango para que exprese en la villa que, con independencia de la comprobación posterior, también se comparte que los hechos denunciados son condenables y no dejar que la noticia rebote indefinidamente por todos los medios sin ninguna reacción. La comunicación es fundamental en nuestros días…
- Y si los hechos que se acrediten son graves, la sanción debe ser ejemplar y pública y, si por casualidad, la denuncia es falsa también hay que dar la cara pero…
- Pero la cultura del tercer tiempo se ha convertido para algunos en una fiesta más de la borrachera absurda en la que las hormonas de gorila macho se disparan sin control, aunque para muchos, creo que para la mayoría, siga siendo un rato de confraternidad entre las damas y los caballeros del rugby.
- Lo que pasa es que lo normal no es noticia y algunos, en vez de neuronas, tienen una masa amorfa de rugby, alcohol y hormonas. Triste ¿No?

LA VIOLACIÓN EN MANADA
LA MENTALIDAD DEL DELINCUENTE

No hay comentarios: