domingo, 30 de julio de 2017

LOS MACHUCAMBOS


- A los que hemos amado Venezuela de tantas maneras, la situación actual del país nos parte el alma -dice Galtzagorri degustando un Gran Reserva de Santa Teresa, sobre granos de hielo, sin prisa alguna en la penumbra de la sociedad-, en realidad Venezuela siempre ha sido más un problema que un país.
- Para empezar por los propios venezolanos que tienen buen cuidado de elegir la peor opción política posible cada vez que pueden elegir – el Marqués de Altamira añade Pampero, una ración “de marinero”, a la coca cola que se va sirviendo, hasta alcanzar el equilibrio buscado-, y con esa maldición del petróleo sobre el que están sentados.
- Tienen la suerte de no estar en África ni haber sido colonia francesa en el pasado -comenta Hiruntchiverry, que ha optado por un Carupano Oro para acompañar la hora de la siesta-, porque la tentación de intervención de la derecha excolonial es evidente en los medios internacionales pero yo no veo por ahora a la cabra de la legión española desfilar por el Paseo de los Próceres.
- Algo debe funcionar en la democracia de Venezuela porque la elección de Maduro demuestra que cualquier venezolano puede llegar a presidente – Galtzagorri vuelve a poner reflejos dorados desde la botella de ron en el vaso que había empalidecido-, bueno en España, tenemos a Rajoy y hemos tenido otros antes, que también confirman que cualquier madero puede llegar a presidente en cualquier sitio, quizá porque el poder hace tiempo que no está en la política.
- ¿Tenemos algún disco de Los Machucambos? -reclama el Barón de la Florida que ha cogido a Santa Teresa, o lo que queda, por el cuello y la exprime en otra copa con gaseosa y una rodaja de limón-. En mi casa siempre había discos de los Machucambos cuando yo era pequeño.
- Los Machucambos no eran venezolanos, ninguno de ellos -Hiruntchiverry precisa-, era un grupo francés, formado por una costarricense, un español y un chileno que vivían en París.
- A mí me gustaban los Machucambos -compungido se excusa el Barón-, pero yo de Venezuela, como vosotros, tampoco ni pajolera idea.


domingo, 9 de julio de 2017

REBANADA DE VERANO

Maitane no tenía en su piel la biblia en verso tatuada pero casi, unos piercings señalaban todos y cada uno de los promontorios y depresiones de su cuerpo, al menos en la parte que un escueto tanga blanco dejaba al descubierto. Había llegado a la playa de la Zurriola y había establecido un reino de toallas y pareos en su entorno como era su costumbre. Una especie de medio novio medio bufón compartía el minifundio en la arena ardiente y se apartaba cada vez que se acercaba alguien a aquel dominio temporal a rendir pleitesía, después de cumplir su función de extender la crema protectora estrictamente donde ella no podía alcanzar con sus manos. Maitane aceptaba la adoración de jóvenes de ambos sexos que se le acercaban con cierto aire de pagafantas a robarle unos instantes de su dedicación al cancerígeno natural.
Murray bajó a la playa con su más pequeño descendiente, provisto de cubo, pala, pelota de rugby playera, gorras, bañadores, crema superprotectora al máximo y todas las instrucciones de la madre de la criatura, cuando la tarde soleada ya empezaba a ser más soportable. Encontró para establecerse un hueco entre el límite de la marea y el límite de la música reggaetón que los nuevos vascos difundían con sus aparatos para vengarse del trato que Lope de Aguirre y otros ancestros de por aquí infligieron en el pasado a las tribus indígenas de su procedencia. Una vez extendida su toalla, ésta tenía una frontera común con el feudo de aquella joven cuya cara, no las tetas perforadas por dos palillos metálicos a la altura de los pezones, le sonaba algo, quizá una andereño de alguno de sus hijos o una empleada de la caja de ahorros del barrio o la cajera del supermercado… el caso es que no saludó a Maitane que ignoró completamente su presencia.
Mientras el vástago correteaba por aquí y por allí, los ojos de Murray iban de la obligatoria vigilancia de los riesgos infantiles de su izquierda a la borrosa lectura de los tatuajes de la fémina de su derecha, de la indiferencia por los incordios que el niño podía causar a otros usuarios de la polución acuática de la orilla de su izquierda al interés científico por la enumeración de los objetos perforantes que se podían identificar en el cuerpo turgente de su derecha.
Confortablemente instalado bajo su ridícula sombrilla, poco a poco empezó a sentirse incómodo, cuando un pitón de miura empezó a empujar el textil de su bañador para probar su resistencia al desgarro a la altura de su entrepierna, hasta que llegó un momento en que fue consciente que se encontraba en situación de ganar el premio a la mejor interpretación masculina en el Festival de Cine Porno de su Litzartza natal si existiera. Y entonces fue cuando llegó el niño corriendo y gritando:


- ¡Levántate, aitá! ¡Que la amá viene por ahí a buscarnos y no nos ve!

lunes, 3 de julio de 2017

RUGBY Y BALLET

El Aviron Bayonnais y Malandain Ballet Biarritz tienen un patrocinador común que ha reunido a sus miembros hace unos días para una jornada de diversión y reflexión conjunta.
Un encuentro interesante

CRAMPONES Y TUTÚS