miércoles, 16 de mayo de 2018

PERDIENDO LA VIRGINIDAD VIRGINAL

No sé qué tal se llevará la virgen de la Almudena, patrona de Madrid, con su colega Notre Dame de la Garde, patrona de Marsella pero espero que esta noche vean juntas el partido entre el Atlético de Madrid y el Olympique de Marsella y que, como santamente no habrán bebido mucho, no se tiren de los moños o se pequen patadas en sus santas entrepiernas.
Las circunstancias me han traído a Marsella hace un par de días, aún no se veían muchas camisetas, banderola y demás merchandising del equipo de fútbol local, poco a poco ha ido subiendo la fiebre. Hoy, día del partido, desde el punto de la mañana la estupidez futbolera ha tomado la ciudad, los cánticos cacofónicos, los bocinazos y el ruido con pretensiones musicales pretenden crear ambiente a favor de los colores blanquiazules locales. Insoportable para los estómagos más fuertes era el hedor a pastís y a sudor en la explanada del viejo puerto donde bandas de fanáticos, ciegos de odio a los demás colores y de exaltación de los propios, se han empezado a reunir hacia las 10 de la mañana, añadiendo bengalas y petardos.
El bus turístico me ha permitido contemplar esta manifestación de humanidad desde cierta altura y ese mismo bus me ha llevado hasta el templo dedicado a la madre virgen del niño judío de Belén que, según cuenta la leyenda evangélica, nunca tuvo necesidad de matar niños palestinos en su vida, quizá porque eran también sus hermanos. Para mí ha sido lo más llamativo el delirio alcohólico de los seguidores  poniendo cirios y lucecitas a la santa patrona, todo ello a caritativos precios eclesiales, e invocando su ayuda para derrotar a los malvados colchoneros, supongo que alguno ha debido subir la empinada encuesta de rodillas y con su hijo, disfrazado de delantero agresivo, en los hombros. Me ha dado pena la virgen de la Almudena, supongo que tendrá que pedir refuerzos de la del Pilar, de la de Aranzazu, de la de Begoña y de las otras 11.000 vírgenes que también hay en España y, que supongo, algunas estarán por el cielo, si ella sola tiene que ser el sostén de los mercenarios de la legión extranjera que pega patadas al cuero en nombre de Madrid, esta tarde más atlético que real.

A eso de las 14 horas, arrancaban autobuses hacia Lyon para llevar a los vociferantes individuos que van a liberar sus frustraciones personales en el partido de esta noche. Y yo solo tengo un único deseo, santas virgencitas inmaculadas y sin pecado, seáis unas o trinas o como se diga, que sea tan malo como el partido de la final de la Champions de rugby del sábado en Bilbao, solo eso, que estos tipos, todos, se lo merecen.

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